Hace poco menos de un mes, hemos conocido los nuevos relojes inteligentes de Apple. La verdad es que para ser el décimo aniversario, los americanos no han dado mucho bombo al series 10, y eso me ha llevado a pensar en lo que realmente necesito en un Apple Watch y si vale la pena actualizar.
El primer Apple Watch que paso por mis manos, fue el de tercera generación… y estuvo en mi muñeca hasta que me compré el Series 5, que lo renové por el Apple Watch SE 2.
Pese a tener la muñeca pequeña, siempre me han gustado los relojes grandes, con lo que mi Apple Watch siempre ha sido el de tamaño grande y con GPS. Eso sí, aunque me atrae y lo he probado durante un tiempo, el Apple Watch Ultra es demasiado para mi uso diario, por lo que queda automáticamente descartado.
Mi uso diario del Apple Watch
Partamos de la base que es un dispositivo que estéticamente me gusta y que el poder intercambiar las correas fácilmente me atrae aún más.
Sí que es verdad que mi uso del reloj es muy básico, y que estoy planteándome cambiar por la poca salud de la batería que tiene, que si no, no lo haría.
Recordemos que tengo un AW SE 2, que uso casi desde su lanzamiento, en color blanco estrella y de 44mm. Yo lo uso para determinadas notificaciones importantes, aunque tengo la mayoría apagadas. Para medir los pasos con StepApp, el sueño con AutoSleep, Mapas, Calculadora (muy pocas veces), Fitness (Lo básico), El Tiempo, las Pulsaciones (a veces) y muy poco más.
Visto lo visto, aunque el AW Series 10 es precioso, y muy finito, no le voy a sacar partido. Conozco gente de mi entorno que lo necesita e incluso su uso les ha salvado la vida, pero yo no. Lo único que tengo claro es que me voy a comprar uno con pantalla grande (la vista de hoy no es la del AW SE…) y de un color clarito (Blanco Estrella o Plata).
