Por todos son conocidas las “guerras” entre Apple y Samsung. Patentes van, patentes vienen… todo esto nos puede hacer pensar que Apple no quiere ver a Samsung ni en pintura y viceversa, pero no es así. Podríamos decir que de cara a la galería son competencia y enemigos, pero hasta cierto punto, ya que en el fondo una depende de la otra y así lo hemos podido ver reflejado en su último acuerdo que ha cerrado Apple con Samsung para que la empresa coreana fabrique los próximos procesadores que llevarán los dispositivos de la manzana.
Samsung y Apple tienen una larga historia juntos, ya que tradicionalmente los coreanos han producido los procesadores que ha diseñado Apple para sus dispositivos, pero debido a las tensiones que había entre ambas empresas el año pasado Apple decidió retirarle a Samsung la fabricación del chip A8 y encargarla a TSMC. La intención por parte de Apple era que TSMC llevase el 100% de la producción de los chips que llevan el iPhone 6 y 6 Plus, pero debido a la exigencias de la manzana, tuvo que recurrir de nuevo a Samsung para que al menos fabricase un 30% del A8.
De cara al próximo chip, es decir el A9, Apple ha preferido “curarse en salud” y encargar toda la producción de los próximos procesadores que verán la luz en 2015 a Samsung, dejando de lado las disputas por patentes. ¿Por qué elige Apple a Samsung? Porque esta empresa es la única que puede llevar a cabo, y con garantías, las exigencias de Apple. No hay que olvidar que Apple es la que diseña los procesadores, Samsung simplemente es la que obedece esas ordenes y fabrican lo que les piden. En este caso los requisitos para el A9 son hacer uso de una nueva arquitectura de 14 nanómetros, arquitectura que hasta ahora solo desarrolla Samsung. Con este acuerdo son las dos compañías las beneficiadas. Samsung obtiene dinero gracias al trabajo encargado por Apple, y Apple consigue sus procesadores de 14 nanómetros, que otorgarán al chip A9 un mejor rendimiento y un menor consumo de batería.