Windows 8 nos trajo muchísimas novedades y una de las más llamativas, odiadas y amadas fue la pantalla de inicio en la que encontramos nuestras apps, programas, accesos directos y a través la cual podemos acceder también al escritorio. Para los que les gusta esta pantalla de inicio, la de los cuadrados y rectángulos, este articulo no os será útil ya que vamos a ver precisamente cómo evitar que al encender nuestro ordenador nos lleve a esa pantalla de inicio, es decir, vamos a configurar nuestro PC para que arranque directamente en el escritorio, como ha sido toda la vida.
Un requisito indispensable para poder iniciar el ordenador directamente en el escrito es tener instalado Windows 8.1, hay que asegurarse de que estamos actualizados a la ultima versión. Una vez hecho esto vamos a entrar en el escritorio y vamos a pulsar el botón izquierdo en la barra de tareas (la inferior). Pincharemos en “Propiedades” e iremos a la pestaña de “Navegación”. Ahí debemos activar la casilla “Al iniciar sesión o cerrar todas las aplicaciones de una pantalla, ir al escritorio en lugar de a inicio”, pulsaremos aceptar y ya lo tendremos hecho.
Con este pequeño ajuste volveremos a un modo “tradicional” de Windows, el sistema se iniciará por defecto en el escritorio. La pantalla de inicio con todas sus apps sigue estando, si pulsamos la tecla con el símbolo de Windows accederemos a ella. Como ya sabemos, el próximo sistema operativo de Microsoft, Windows 10, volverá a recuperar el escritorio como pantalla única en un PC, e integrarán la pantalla de inicio actual en el botón de inicio del escritorio. Sin embargo hasta que llegue a nosotros Windows 10 (ya bien entrado el 2015) podemos hacer este truquito que hemos aprendido hoy para ir directamente al escritorio.