Quería terminar el año, con un artículo de opinión especial y porqué no, controvertido, para aquellos amantes de la compañía de la manzana mordida, que renuevan sin parar la mayoría de los productos que Apple les va proponiendo.
Es realmente buena en vendernos lo que se propone; de una u otra forma cuando saca un producto, consigue, que en cierto modo lo necesitemos.
No es nuevo para cualquier persona que este un poco metida en este mundillo de la tecnología, que una compañía tecnológica como Apple, es muy buena en lo suyo. Esto es, la innovación tecnológica, unida al diseño y sumado a la extrema calidad de sus productos.
Pero, en mi opinión, el secreto de su éxito, es quizás, el marketing. Creo que su forma de vender sus productos, y de hacerlos llegar al consumidor y seguidor de la marca, es su mayor exponente cara al éxito de ventas. Y a los hechos me remito en este artículo de opinión.
Es indiferente que hablemos del Apple Watch, o del iPhone. De los Macbook, del iMac, o incluso de un simple AirTag. Apple sabe hacerlo de tal forma que, cuando saca un producto, o lo renueva, el cliente, siente de verdad que lo necesita, y que sin duda, merecerá mucho la pena la renovación si se trata de un producto ya existente, o la compra simplemente si es un producto nuevo.
Recuerdo cuando sacaron los AirTags. Un producto que, a grandes rasgos, y salvando las distancias que siempre hacen a Apple diferenciarse de los demás, era un concepto que ya existía. Me atrevo a decir que incluso su competencia es posible que lo haga mejor.
Pero que queréis que os diga. Apple es Apple.
Y eso siempre se nota para bien o para mal. Y os lo dice alguien que renueva el iPhone cada año, o trata de hacerlo. Y a veces, cuando pasa el tiempo me digo, si en realidad no era para tanto el cambio, si para el uso normal que alguien le pueda dar, vale y sobra con modelos anteriores. Pero acabo renovándolo año tras año.
En cambio cuando es un producto nuevo, como insisto fue el caso del AirTag, me hizo mucha gracia la cantidad de gente que fue a su compra desde el primer día. -Por si perdemos las llaves decían-jajajaja parecía entonces que media España estaba perdiendo las llaves continuamente.
Y es que en el fondo ellos pensaban que era algo que necesitaban, o incluso que podían buscarle su uso.
Esta claro que vivimos en una era tecnológica sin precedentes, pero también en una era de consumismo exacerbado cuyo precedentes también son inexistentes. Y eso lo podemos ver en nuestra sociedad, en nuestro hogar, y en nuestro día día.
Con esta reflexión no quiero dejar constancia que quizás deberíamos de reciclarnos un poco, y de hacer un poco de autocrítica. Porque es totalmente lícito que alguien piense que con su dinero hace lo que quiere, o que sencillamente lo compra porque puede.
Pero yo no quiero llegar ahí. El objetivo de esta reflexión simplemente es que entendamos la enorme capacidad de marketing de una compañía que es capaz de vendernos desde unos auriculares preciosos de 600 euros, hasta una sencilla gamuza de 25 euros. Y de cómo eso puede afectar eso a nuestras vidas, y a nuestro concepto de necesidad y deseo.
Me despido de vosotr@s. Que tengais un feliz año 2022 y nos vemos pronto.